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viernes, 9 de septiembre de 2011

LOS LÍDERES NACEN O SE HACEN?

Muchas veces se nos ha realizado esta pregunta y en realidad ha pasado por varios estados de respuesta. Indudablemente hay un potencial que se hereda, que nos impulsa desde que somos niños a guiar, a acompañar a otros  e inspirarlos a la acción; eso sería para confirmar que se nace con cierto don para liderar. No obstante también tenemos casos en que una persona decide sacar lo mejor de sí, tiene confianza en sus capacidades y cada día adquiere protocolos que lo ayudan a convertirse en ese sujeto especial que llega a ser sentido por su comunidad como un verdadero líder. Este hecho apoya la teoría de que los líderes se hacen.

Un artículo que nos habla de este tema es el siguiente:

LOS LÍDERES NACEN, PERO SOBRE TODO SE HACEN

Con frecuencia nos preguntamos si los líderes nacen o se hacen. Igualmente ocurre con la figura del empresario. 

En principio se pueden distinguir 2 enfoques. Por un lado son muchas las personas que tienden a pensar que la razón por la que no hay demasiados líderes es por la necesidad de poseer una serie de características innatas, difíciles de precisar. Y por otro lado, se observa la enorme capacidad de modificación de la conducta humana y se tiende a pensar que en el ser humano todo puede ser aprendido.

Según el enfoque que elijamos optaremos por una tesis o por otra. Así, el enfoque personalista se basa en que el líder nace, que el liderazgo es una cuestión de personalidad y que por tanto, líderes sólo pueden ser aquellos que han nacido para tales. Se nace con esas características o no se nace. Frente a los personalistas tenemos al enfoque situacionalista que señala que la situación, el ambiente, es el que determina la aparición de un líder en un momento oportuno.

Ambos enfoques, pese a parecer opuestos, tienen su parte de razón. La personalidad más adecuada no alcanzará nunca el liderazgo si la situación no le es propicia, e igualmente, la situación más oportuna no llevará al liderazgo jamás a una persona sin la personalidad adecuada. Por ello, el liderazgo podemos señalar que es la unión de una personalidad adecuada en una situación propicia. Es por eso que cada vez se acepta con más facilidad y de una forma más general que los líderes nacen y se hacen.

No se puede negar que hay un potencial inherente que viene en nuestros genes y se construye durante la niñez. Pero también hay otra fuerza, tal vez la más importante, que es el conjunto de influencias externas, adquiridas mediante el conocimiento, la experiencia, las interaccciones, más o menos guiadas y decididas por la voluntad libre de cada individuo. 

No existe una fábrica de líderes. No existe una varita mágica que nos convierta en líderes, de la noche a la mañana. Los líderes se van forjando a sí mismos, se van haciendo a sí mismos, y cuando surge el momento, su oportunidad, allí están ellos para dirigir al grupo hacia la meta deseada.

De ello se desprende que los requerimientos innatos para ejercer el liderazgo son muy bajos. La inteligencia, el aprendizaje y la oportunidad son las claves de todo liderazgo.

Liderazgo = Inteligencia + Aprendizaje + Oportunidad



En consecuencia, el liderazgo es el resultado de una personalidad base (innata) unida al aprendizaje adquirido a través de la formación y del entrenamiento, que lleva a una persona a ser la idónea para resolver una situación concreta en un momento oportuno.

NADIE ES CAPAZ DE LIDERAR A OTROS, SI NO ES CAPAZ DE LIDERARSE A SÍ MISMO.

jueves, 1 de septiembre de 2011

EQUIPOS DE TRABAJO DE ALTO RENDIMIENTO

Hoy en día los equipos de trabajo, se han convertido en los principales medios para organizar el trabajo de cualquier tipo de empresa. Esto se debe a que estos, sobrepasan a los individuos cuando las tareas a realizarse requieren de múltiples habilidades, experiencia, juicio y creatividad. A medida que las organizaciones han ido adecuándose a un mercado más competitivo que le exige máxima eficacia y eficiencia, han recurrido a los equipos como una forma de utilizar las competencias y talentos personales de los empleados. 

Los equipos resultan ser más flexibles y responder mejor ante los dinamismos que presentan los ambientes, pues tienen la capacidad de armarse, desplegarse, reenfocarse y dispersarse rápidamente.

Los grupos y los equipos no son la misma cosa. “Un grupo se define como dos o más individuos interdependientes que interactúan y se reúnen para alcanzar objetivos particulares. Pueden ser formales o informales. En los grupos formales, los comportamientos son definidos por y dirigidos hacia las metas de la organización. Los grupos informales son de naturaleza social.” (Robbins y Coulter,1999) El desempeño, es simplemente la suma de las contribuciones individuales.

“Los equipos de trabajo, son grupos formales integrados por individuos interdependientes, responsables de alcanzar una meta”. (Robbins y Coulter,1999) Estos equipos generan una sinergia positiva a través del esfuerzo coordinado y el compromiso del trabajo colectivo. El resultado es un nivel de desempeño mayor que la suma de las contribuciones individuales.

Hoy en día, muchas organizaciones utilizan equipos de alto desempeño para desarrollar las actividades y resolver problemas; dando preferencia a los equipos de trabajo más pequeños. “Los grandes grupos de gente por lo general no pueden desarrollar la cohesión, el compromiso ni la responsabilidad mutua necesarios para lograr un alto desempeño”.(Robbins, 1999).

Para desempeñarse eficazmente, un equipo requiere tres tipos diferentes de habilidades: Gente con experiencia técnica, con habilidades de solución de problemas y de toma de decisiones, para ser capaces de identificar  problemas, generar alternativas, su evaluación y elección de opciones competentes. Por último, necesitan gente que sepa escuchar , ofrezca retroalimentación, busque solución a conflictos y posea habilidades interpersonales.

lunes, 29 de agosto de 2011

La Inteligencia Emocional: qué es y qué comprende


La Inteligencia Emocional es la capacidad de comprender las emociones y conducirlas, de tal manera que podamos utilizarlas para guiar nuestra conducta y nuestros procesos de pensamiento, para producir mejores resultados.

Incluye las habilidades de: percibir, juzgar y expresar la emoción con precisión; contactar con los sentimientos o generarlos para facilitar la comprensión de uno mismo o de otra persona; entender las emociones y el conocimiento que de ellas se deriva y regular las mismas para promover el propio crecimiento emocional e intelectual.

La Inteligencia Emocional incluye la Inteligencia Intrapersonal e Inteligencia Interpersonal. La Inteligencia Intrapersonal, se manifiesta en contactar con los propios sentimientos, discernir estos sentimientos y orientar la conducta. La Inteligencia Interpersonal se determina por la capacidad de liderazgo, la aptitud para relacionarse, mantener amistades y solucionar problemas sociales.

Ambas partes de las que está formada la I.E. incluyen una serie de competencias. Las pertenecientes a la Inteligencia Interpersonal, vienen siendo objeto de formación de directivos desde hace años, en cambio, las competencias de la Inteligencia Intrapersonal, como la conciencia de uno mismo, la autorregulación y la automotivación es, de tratamiento novedoso en el campo empresarial, por ello, todavía no se encuentran dentro de los proyectos de formación para directivos, es más estos no están acostumbrados a cuestionarse sus actitudes vitales.

¿Los directivos de hoy se conocen a sí mismos?
La mayoría de los directivos que asisten a un curso de Inteligencia emocional, acuden con la necesidad de mejorar su relación con los demás u optimizar su poder de influencia o persuasión. Sin embargo, no son conscientes de que para poder ser efectivos en este terreno, primero tendrán que conocerse a si mismos y aceptarse. Ignoran que no se conocen. No saben quienes son realmente, se identifican con aquello en lo que están basadas sus creencias, sus valores, fortalezas y debilidades, sin analizar si estas les corresponden realmente o son "importados" desde el exterior y aceptadas por ellos como verdades. Como consecuencia de esto, no se hacen planteamientos en relación a su automotivación, su vida profesional o personal, a no ser que se encuentren ante una situación difícil, ante un problema o ante una crisis. Pero no como algo que debería hacerse de forma natural, de la misma manera que cada día nos ocupamos de ducharnos, vestirnos, comer, etc 

En mi experiencia, en general, cuanto más alto es el puesto del directivo, mayor es el desconocimiento que tiene de sí mismo. ¿Será que no ha tenido la necesidad?, ¿Le ha faltado el tiempo, o le ha sobrado temor, de ahondar en semejantes profundidades?. O es que quizás ha vivido demasiados años en la carrera de conseguir los objetivos empresariales o profesionales, que no le ha dejado tiempo para definir sus propios objetivos vitales. Probablemente lo que le sucede es que ha "valorado" más lo externo que lo interno.

Basándonos en una frase muy conocida "La vida es como un eco, si no te gusta lo que recibes, ten cuidado con lo que emites", resulta importante hacer comprender a estos directivos, que conocerse implica entenderse y entenderse es un primer paso para aceptarse; y que sólo aceptándose pueden empezar a quererse, y quererse a sí mismos, es una condición sine qua non para relacionarse bien con los demás. Sólo quien sabe por qué se siente como se siente, puede manejar sus emociones, moderarlas y ordenarlas de manera consciente.

Trabajadas estas ideas en los seminarios, a su finalización, se dan cuenta que el trabajo que les queda por delante, es una profunda reflexión de quién soy, qué pienso, qué siento, y cómo me comporto. Estas son preguntas básicas a realizar, para que entiendan qué les pasa y por qué les tratan como les tratan y causan el impacto que causan.